Nací en el invierno de 1960 en un hospital católico en Winnipeg, Manitoba. Winnipeg es un gran centro urbano ubicado en el centro del país en las praderas (o llanuras): pastizales… inviernos fríos, veranos cálidos y secos, lluvias torrenciales en primavera.Tormentas eléctricas cada tarde de agosto. Ninguna montaña a la vista. En contraste, la zona de la costa oeste donde ahora vivo es bastante templada, lluviosa y húmeda, las tormentas eléctricas son escasas y en la temporada fría las nevadas duran sólo días (en vez de meses) cada año. Como tú, vine al mar más tarde en mi vida. Soy la quinta de seis hijas de mis padres que además tuvieron dos hijos. Después de que mis padres se divorciaran, mi padre se volvió a casar y tuvo un hijo con mi madrastra. Así que soy la número cinco de nueve hijos. Mi padre tocaba la guitarra y mi madre pintaba. Todos sus hijos tienen algún interés en las artes, sin importar a qué se dediquen para sobrevivir día a día. Los prados tienen una progresión muy lenta entre las estaciones: de niña, esperaba para que la nieve sucia se derritiera, observaba los retoños de las plantas y los primeros signos de la primavera. Las fuertes lluvias mojando la tierra y las plantas cobrando vida, pintando la tierra verde y exuberante. Todo desvaneciéndose en un café rojizo o con amarillo hacia el final del verano, y las llegadas de las heladas convirtiendo todo en plateado, seguidas del brillo de las nevadas, cubriéndolo todo y volviéndolo bello de nuevo. el diluvio de primavera</address
la lenta conquista del verde la estable difuminación en amarillo, café hasta que en una temporada de guitarra la fina escarcha plateada suscita el silencio
del invierno Partimos de Winnipeg hacia la costa oeste cuando tenía seis y viví en Vancouver por varios años. Asistí a escuelas católicas y públicas. Luego de que mis padres se separaran, nosotros (mis padres y mis hermanos menores) regresamos a Manitoba, el lugar de origen de mi padre, a la rural Portage la Prairie, Manitoba. En esta época observé que muchas ramas de mi familia extendida estaban conformadas por parejas de razas mixtas, indígenas y no indígenas juntos, pero en esos tiempos no comprendía realmente lo que veía. Cultivábamos en nuestro jardín maíz, papas, rábanos. Nos reuníamos una vez al año para empacar carne cuando alguien mandaba a matar cerdos o vacas y compartíamos la carne entre nuestras familias. Una vez criamos cien pollos y los matamos en casa. Mi tía intentaba mantenernos interesados y trabajando mientras hablaba de aspectos científicos (de anatomía) y sus propios recuerdos de crecer en la granja. Este periodo de vida rural tuvo una gran influencia en mí. No teníamos agua potable ni inodoro; teníamos un retrete exterior y una bomba de mano verde en la cocina, y quemábamos nuestra basura detrás de la casa. Después de los años en que viví con mi padre en la Manitoba rural, me fui a vivir con mi madre al sur de Ontario, en Windsor, al otro lado del río de Detroit, Michigan. Este es un poblado industrial y un área con más gente que la zona en la que antes vivía. Terminé la preparatoria y fui a la universidad con un año sabático intermedio para visitar Manitoba. Dejé la universidad luego de dos años y regresé a Vancouver. Lo más difícil de adaptarse a la costa oeste era el hecho de que la mayoría de las plantas se mantenía verde ¡todo el año! Sin los ritmos de las estaciones entre los que había crecido, me sentía fuera de sintonía, insegura.
Debería presentar a mi difunto esposo, Nick. Me enamoré por primera vez de Nick cuando tenía dieciocho años, cuando ambos asistíamos a la Universidad de Windsor en Ontario. Tuvimos una relación de unos tres años en la que rompíamos y estábamos juntos. Viajamos por Canadá pidiendo ride, desde Windsor hasta la costa este y luego a la costa oeste. Dejé la escuela pronto, luego de que Nick regresara a la casa de sus padres en Evansville, Indiana en Estados Unidos. Me reubiqué a la costa oeste, después de ser víctima de una agresión, para estar cerca de mi madre y algunas de mis hermanas mayores, y también de mis abuelos. Nick y yo hablamos de casarnos y él se mudó a Seattle para estar más cerca de mí, pero yo no quería emigrar a Estados Unidos. Viví con mi hermana mayor y luego con una amiga (cuidando de su hija pequeña) y después a una casa de huéspedes. Conocí al padre de mis cuatro hijos mayores en uno de estos alojamientos compartidos. Brian y yo vivimos juntos alrededor de once años y tuvimos cuatro hijos. Nunca nos casamos. Él me apoyaba mucho mi carrera como escritora y yo le apoyaba en que regresara a la escuela y terminara la preparatoria y asistiera a la universidad. Asistí al Co-operative Employment for Women program (un programa de empleo cooperativo para mujeres) y recibí una preparación en habilidades de computación y trabajo organizacional. Brian recibió una beca para estudiar en Taiwán, por lo cual nos mudamos a Taipei con nuestros dos hijos pequeños. Cuando regresamos a Canadá tomé mi primer taller de Unlearning Racism (desaprendiendo racismo) y comencé a conectar con otras “mujeres de herencia cultural desconocida o mixta”. Participé en una escuela de verano de escritura de Women and Words (mujeres y palabras), aprendiendo de Beth Brant (Mohawk), quien me dirigió y cofacilitó mi primer taller de desaprendiendo racismo para la comunidad de escritores poco después de mi primera asistencia. Mis primeros cuatro libros fueron publicados en este periodo por editoras feministas (Press Gang en Vancouver y Women’s Press en Toronto). Continué facilitando y cofacilitando estos talleres en el oeste de Canadá por los más de siete años próximos. Brian y yo tuvimos una ruptura difícil. El juez de lo familiar nos mandó a intermediación y organizamos una agenda de copaternidad que funcionó bien para todos y que actualmente continúa. Fue en este momento en que me sumergí en programas de apoyo indígenas, unos cuatro o cinco programas de paternidad tradicional y programas de sanación de traumas, y eventualmente conecté con personas indígenas trabajando en los distritos escolares a los que mis hijos asistían. Fui una miembro fundadora del Richmond First Nations Parent Support Group (Grupo de apoyo de padres de familia indígenas de Richmond), lo que eventualmente se fusionó con propuestas de distritos escolares y posteriormente formé parte del grupo consejero de Pathways Indigenous Family Centre. Luego de unos años de adaptarme a mi nuevo estilo de vida de festines y hambre como madre soltera con custodia parcial, contacté otra vez a Nick que aún estaba en Seattle. Comenzamos a salir y nos casamos poco después. Mostramos nuestra nueva madurez y paciencia llenando todos los papeles necesarios para que él inmigrara. Vivimos juntos por siete años y tuvimos dos hijos, además de los cuatro que tenía con mi pareja anterior. Nos separamos y ejercimos paternidad compartida por otros siete años. En 2016, Nick murió en un hospital tras tres meses de apoyo médico y conciencia en la familia de su crisis de salud (cáncer de próstata). Me gano la vida como escritora, editora, mentora, profesora, y jueza (en programas literarios), malabareando varios contratos pequeños, una mezcla de trabajo remunerado y no remunerado. Todo mi trabajo se enfoca en la literatura y gran parte en lo indígena, pero no todo. Como una persona de sangre mixta, siento que es importante para mí construir un puente entre la sociedad de pobladores y la sociedad indígena, y particularmente entre las sociedades inmigrantes pobladores indígenas que coexisten en Canadá. Dentro de mis proyectos, he organizado algunos grupos de escritores en línea para madres escritoras indígenas además de dos eventos para madres, una sesión de cuenta cuentos (con Lee Maracle) enfocada en el parto y un retiro de escritura (con Maria Campbell) para madres y abuelas indígenas proporcionado sin ningún costo a las asistentes. Maria nos impulsó a todas a seguir adelante y comenzar a enseñar, de tal forma que coorganicé el Aboriginal Writers Collective West Coast (Colectivo de escritorxs indígenas de la costa oeste) que junta escritores indígenas establecidos y emergentes para eventos sociales y proyectos, incluyendo algunos para recaudación de fondos y algunos eventos en honor a escritores mayores que han fallecido, un número especial de revista, Salish Seas una antología de texto y artes en 2011 y, este año, una revista nueva Salt Chuck City Review. Una de las personas que conocí por medio del colectivo fue Vera Manuel, una dramaturga y poeta, con quien me hice amiga en los últimos años de su vida. Estábamos trabajando juntas en su primera colección de poesía cuando falleció. Me conecté con su hermana Emalene y otros dos coeditores y juntos publicamos una colección de sus escritos este año, Honouring the Strength of Indian Women: Plays,Stories, Poetry by Vera Manuel (Honrando la fortaleza de mujeres indígenas: obras de teatro, cuentos, poesía de Vera Manuel) (editorial de la Universidad de Manitoba). A lo largo de los años he publicado seis libros de poesía, tres pequeñas colecciones de poesía, un libro de ensayos y un libro ilustrado para niños acerca del parto natural. He editado cuatro libros de poesía de otras personas y una antología de textos indígenas.Tengo un segundo libro de ensayos y conversaciones para el próximo año. También me he comprometido en unir el libro en el que mi querida amiga Connie Fife (Cree Metis) trabajaba cuando falleció a principios de 2017. He comenzado a dar clases en años recientes de Indigenous Perspectives in Creative Writing and Poetry (Perspectivas indígenas en escritura creativa y poesía).¿Cómo entender mi poesía? Escribo con un oído musical y una base sensorial/sensual y tomo cosas de una variedad de culturas para informarme. Esta variedad de culturas no es un rechazo de mi herencia cultural indígena sino más bien una respuesta ansiosa a ser una persona de sangre mixta marginal o periférica (¿soy bienvenida a considerarme así?) y una expresión de mis influencias urbanas multiculturales. Si bien varios de mis poemas tratan problemáticas amplias sociales y culturales, muchos celebran a mis hijos, el pasto, la luna, y otros seres queridos.
